Despedida
Despedida. O hasta pronto. O no es un adiós sino un hasta
luego. Cuando no quieres despedirte de alguien es más difícil decir adiós.
Hoy en día, es verdad que con las redes, es como si todos
estemos más cerca, no obstante el
contacto físico no lo sustituye ninguna red social. Por segunda vez he
tenido que despedirme de una amiga. Se marcha otra vez a continuar su aventura
por Australia. Y digo otra vez porque hace un par de años estuvo allí viviendo.
Y volvió. Y ahora se ha vuelto a marchar.
Con ella pasé todo el día de mi cumpleaños. Eran como dos
celebraciones, mi aniversario y su hasta pronto-mucha suerte.
La verdad es que la admiro. A mí me costaría mucho hacer
lo que ella hace. La primera vez que se marchó todo fue muy rápido. Yo quedé
con ella a Barcelona, ya que por aquel entonces ella trabajaba en la Sagrada
Familia. Era julio y me dijo así de golpe y sin avisar en agosto me marcho a Australia. ¡Me lo dijo como quien pide un
café! Hablábamos a menudo por whatsapp y no me había dicho nada, así que me
quedé muy parada. De repente se marcha a miles de quilometros. La verdad es que
fue un poco inconsciente. Se marchaba sin hablar bien el inglés, en un pueblo
bastante apartado de la civilización, con una familia para hacer de canguro…
todo nuevo, todo diferente, todo desconocido.
Una vez llegó allí estuvo poco tiempo con esta familia.
Conoció a mucha gente, se compró una furgoneta, cambió de planes y A VIVIR.
Cuando hablaba con ella, casi a diario, se la notaba muy
feliz. Como se dice, ella estaba en su salsa.
Tuvo la visita de dos amigas suyas, a los meses de llegar
ella, que se fueron también a vivir esta aventura en Australia. Juntas
recorrieron el país. Trabajaron en chiringuitos, bares, hacían clases de
inglés, iban a todas las FULL MOON, luna llena, a mirarla desde la playa. Se ve
que las full moon allí son todo un acontecimiento. Fiestas en la arena de la
playa, calor, mucha gente, música… como en una película que transcurre todo a
cámara lenta.
Pero lo más importante es que ella era feliz. Ella estaba
contenta. Ella hacia lo que le apetecía hacer. No tenía una rutina. Ella no es
de rutinas. Ella es de coger un camino e ir tirando. Ya verá lo que hay detrás
de la esquina. A ella no le gusta levantarse temprano. A ella le gusta ir a su
aire. Y allí lo podía hacer libremente.
Pero llegó el día que tuvo que volver. Legalmente no
podía quedarse más. Así que regresó, pero solo temporalmente, para volverse a
marchar.
El día que quedé con ella aún tenía el subidón de todo lo
vivido allí. La vi que quería volver a marcharse cuanto antes. Pasaron los días
y esta euforia fue disminuyendo. Volvió a trabajar y a recuperar “su rutina”
aquí, pero hasta a día de hoy. Que ya se ha marchado. Sólo con billetes de ida.
Ella desde allí, la primera vez, me hacía sentir partícipe
de su aventura. Recuerdo muchas de las frases que me decía. De hecho una la
tengo clavada en mi cerebro. “…hi ha persones que són llum…” (…existen personas
que son luz) Ella sí que fue mi luz.
A raíz de hablar con ella desde allí, yo empecé a ver aspectos de la vida de
manera muy diferente. La experiencia la vivió ella, claro está, pero al hablar
tan a menudo, incluso más que cuando estaba aquí, lo vivía también muy de
cerca.
Evidentemente que no sentía lo que ella vivía, no
obstante, sí que puedo saber cómo te las tienes que apañar para poder vivir en
un país donde no conoces a nadie, no es tu idioma, tienes que hacer cosas que
en tu país probablemente ni se te hubiesen pasado por la cabeza, vivía con lo
necesario. Ni más ni menos. Aquí tenemos veinte pantalones, ella con dos
pasaba. Aquí tenemos cuarenta camisetas, ella con cuatro pasaba. Coral no podemos ocupar espacio
con cosas que no se necesitan, ya que no pueden entrar las cosas que sí que
merecen la pena, me decía.
Se llenó de frases, experiencias, vivencias… de toda la
gente que conocía. Se enriqueció mucho espiritualmente y muchas veces me
mandaba audios por whatsapp explicándomelo. La admiro. De hecho todo lo que me
contaba yo pensaba que me costaría bastante poder hacerlo. Y la mayor parte del
tiempo SOLA. Y MUJER. La admiro.
Ahora, hay que decir que le ha costado marcharse otra
vez. No terminaba de decidirse a comprar el billete. Supongo que como ahora
sabe a lo que se enfrenta, sabe lo que le viene, sabe lo que tendrá que luchar,
el esfuerzo es un poco mayor. Ahora ya no es tan inconsciente, sino todo lo
contrario. No obstante estoy segura que conseguirá todo lo que se proponga. No
tiene miedo, es valiente, es “echa pá lante”, y lo más importante es que su
mente es positiva, muy positiva. Así que
ante esto, no hay nada que lo detenga.
La voy a echar mucho de menos, aunque sé que allí ella es
feliz, con lo que yo soy feliz. Y aunque hablaremos casi cada día, un abrazo no lo sustituye ni mil palabras por
whatsapp. Un abrazo no lo sustituye nada.
Somos tan diferentes que creo que por esto nos queremos
tanto. Antes de que se marchase, la primera vez, nos hicimos el mismo tatuaje. Desde
este instante quedamos unidas por siempre jamás.
Bon viatge Roser. Buen viaje Roser. Lov u <3
Nos vemos a tu vuelta a no ser que venga yo, esta vez, a hacerte
una visita.
Gracias, gracias y gracias. ¡Feliz semana y hasta el jueves!
¡Hazte feliz!
Coral·💋
*
Las
fotos son del buscador de Google y mías
Me has emocionado! 😍 Ni yo misma ubiera contado esta historia mejor que tu lo has hecho. Gracias por tus bonitas palabras Coral! Para mi es un gran placer que formes parte de todas mis aventuras!!!!! 😘💞 T'estimo!!!
ResponderEliminarGracias a ti 😘 lov u too
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