Mariposas con esencia azul


Qué bonito es,
verte despertar. 
Qué bonito es,
desde la oscuridad. 
Qué bonito es,
verte aparecer.
Qué bonito es,
verte cambiar de colores. 
Qué bonito es,
escucharte cantar un nuevo día. 
Qué bonito es,
verte empezar a brillar,
Qué bonito eres,
querido viernes.
(...)
Qué bonito es. 
Más cuando no eres, 
un viernes cualquiera. 
Qué bonito eres,
HOY

04.05.18-Coral (AVE BCN MAD)


Cuando quieres gritar a los cuatro vientos que estás muy feliz, que estás camino a un concierto íntimo de una persona que adoras, admiras, respetas… pero no puedes decir nada, porque íntimo significa que los actos y sentimientos deben mantenerse fuera del alcance del público.

Cuando has estado una semana con nervios y casi sin dormir. Te levantas a las tres de la mañana porque el AVE sale a las 6.05 y vives a unos 50 quilómetros de la estación. Pero, levantarse no cuesta nada. Lo que cuesta es no poder decir porqué. No poder manifestar toda la felicidad que sientes por haber tenido el privilegio, la suerte, la bendición, de ser una de las diez ganadoras de un concurso que se organizó con olor a perfume. 

¡Qué suerte la mía!, pensé al ganar. 

Pero con los días pensé que la suerte sin más no existe. La suerte es el resultado de un trabajo previo hecho con el corazón y el alma. Es un conjunto de factores. No solamente la fotografía que teníamos que hacer para ganar este concurso. Sino todas las fotografías, todos los conciertos, todas las colas, todas las esperas, todas las lluvias de los conciertos abiertos, todo el dinero y tiempo invertidos, todo, absolutamente todo lo que se ha hecho desde hace quince años. Toda esta esencia en azul, es la que se vio reflejada en esta única fotografía de cada una de nosotras que nos hizo ganadoras. 

Gracias, gracias y gracias.

Pero volvamos a El Día. Este día que empezó a las tres de la mañana y que olía a perfume de esencia azul. Madrid nos recibía brillando y se vestía de gala con el Sol radiante y la temperatura de la felicidad
Por la mañana paseamos por las calles de diferentes barrios del centro de Madrid, pero mi mente no estaba en esas calles. Ya sabéis que me gusta mucho imaginar, así pues, estaba todo el rato pensando cómo sería. ¿Qué cantaría?, ¿Cómo estaría él?, ¿Cómo estaríamos nosotras?, ¿Cómo sería la organización del evento? Y así iban pasando las horas. 

A mediodía, después de comer, decidimos ir a descansar al hotel. Llevábamos más de 12 horas despiertas, más de 10 quilómetros caminados, más de una semana con mariposas en el estómago… así que necesitábamos acostarme un rato. Evidentemente no pude dormir. Pero, eso sí, descansaba. Durante el día, a medida que se iba acercando la hora, más nerviosa estaba, pero por arte de magia, a las 17 horas me desaparecieron todas las mariposas. Entiendo que estaban cansadas de estar en mi cuerpo durante una semana. Las hice trabajar tanto que estarían deseosas de ser libres y volar por las calles brillantes y soleadas de Madrid. Así que decidieron marcharse. El evento era a las 19 horas pero a las 18 ya estábamos listas tomando una copa en el bar del hotel donde estábamos citadas.

Pasó la hora y no sé si eran las mismas con las pilas cargadas o eran otras de nuevas pero lo que si se es que las mariposas volvieron a mí con más fuerza que nunca. Son nervios de felicidad, de alegría, de sentirse afortunada, de poder ver más de cerca a una persona que habitualmente ves, pero de lejos. Nervios de no saber qué y cómo será. Nervios de ilusión y expectación. 

Pero en el mismo instante en que nos abrieron la puerta para subir a la sala donde estaría todo preparado, supe que iría fantásticamente bien, porque las dos chicas de la organización nos recibieron con una gran sonrisa. La misma sonrisa con la que nos recibió él. Una sonrisa que lo calma todo. Incluso a mis mariposas guerreras.

Todas mis preguntas quedaron resueltas. Cantó con una voz, también, íntima. Cantó todas las canciones con una sonrisa, y eso se nota en el resultado. Cantar no solamente es cantar. Las mejores versiones son las cantadas con el corazón  sonriendo. También habló. Y también lo hizo con una sonrisa en el corazón y en el alma que se vio reflejada en su cara. Nosotras. Nosotras estábamos radiantes y lo expresábamos cada una a su manera. El evento. Como era de esperar, muy bien organizado. Cuidando muchos detalles. Detalles íntimos con olor a esencia azul. 
Él nos cantó y habló con su brillante y única voz. Pero también se comunicó con su penetrante mirada. Miradas que hablaban de felicidad, de alegría, de amor, de bienestar… esas miradas que hablan reflejando que se está bien. Miradas que hablan en positivo.   

Y.. ¡zas!… el tiempo, igual que mis mariposas, también voló. Tú te marchaste a cenar y te llevaste, por un instante, mi sonrisa y mis mariposas. ¿Ya se ha terminado?, ¿Por qué el tiempo vuela más rápido cuando se está disfrutando tanto? Pasó demasiado rápido, pero viví cada instante. Mi sonrisa volvió enseguida, sólo se había quedado en shock un momento para asimilar que ya se había terminado.

Al día siguiente me desperté, me levanté… pero notaba que seguía soñando. Volvimos a pasear por las calles de Madrid, y en un momento dado le dije a mi acompañante: “las calles de Madrid están relajadas, tranquilas, no sé, en paz, ¿no lo notas tú? Yo me siento como si estuviera caminado por las nubes pero aquí en la tierra. Me respondió que era yo a la que, después de una semana de tantas mariposas, le había llegado la primavera. 

El Sol volvía a brillar con su máximo esplendor. Teníamos presente también la temperatura de la felicidad. Era un día maravilloso para asimilar todo lo vivido el día anterior.

El día 4 de mayo hubo otras cosas maravillosas que me pasaron. Y el día cinco, volviendo con el AVE, viendo pasar por la ventana la vida a 300 quilómetros por hora me di cuenta de que la vida no solamente pasa a esta velocidad en el tren. Que la vida va así de rápido siempre, y que estoy muy feliz de saber vivirla a cada segundo quilómetro hora

Porque,

las horas que son días, 
los días que son semanas, 
las semanas que son experiencias, 

las experiencias son vida, 
y vivir así, 
sí que es vivir. 

Antes de terminar quiero volver a agradecer a todos los que formaron parte de esta fantástica experiencia. Una experiencia con momentos especiales y únicos que recordaremos siempre con una gran sonrisa perfumada de esencia azul.

Gracias, gracias y gracias. ¡Feliz semana y hasta el jueves! ¡Hazte feliz cómo quieras, pero sobre todo acuérdate de hacerlo viviendo la vida cada segundo quilómetro hora

Coral💋
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