Saber y perder y aceptar
Si te pregunto, ¿sabes
perder?, o ¿aceptas perder?, ¿Qué contestarías? Te dejo unos momentos para
que lo pienses.
*
sí
*
*
no
*
*
a veces
*
*
depende
*
*
A lo mejor enseguida contestamos que sí. Que sabemos
perder, nos pensamos que sabemos perder, no obstante, nuestra actitud ante una pérdida es la que demostrará realmente si
sabemos aceptar nuestra situación. Perder un concurso, perder una lotería,
perder un juego, perder un trabajo, perder una pareja, perder un amigo, perder
un papel, perder un objeto, perder una idea, perder las palabras… pienso, que cuando no aceptamos perder es
porque quien realmente está perdido es uno mismo… es haberse perdido a sí mismo…
(Y en muchas ocasiones ya hace tiempo)
Cuando buscamos el significado de perder se define como dejar de poseer una determinada cosa (que
se poseía) a causa de alguna circunstancia. No obstante no estoy del todo
de acuerdo con esta definición. En primer lugar porque la palabra poseer no me
gusta y en segundo lugar porque pienso que podemos
perder una cosa que tenemos o una cosa que nunca hemos tenido.
Me explico, si te presentas a un concurso, sea cual sea
el premio, tu no lo tienes previamente, ya que por este motivo te presentas, para
conseguir esto que sortean (puede que tengas alguna cosa similar, pero lo que
se sortea, no). Lees las bases, participas, y llega el momento del resultado. Cuando
te presentas, todos tienen las mismas posibilidades y tú tienes el 50% de posibilidades
de ganar y el 50% de posibilidades de perder. Todos estamos en igualdad de
condiciones.
Ahora bien, en los resultados es donde puede haber
actitudes más problemáticas. Por ejemplo, si jugamos a la lotería, sabemos que
el número es el que tiene que coincidir con nuestro boleto. No hay más, ¿verdad?
Y lo aceptamos. Vemos con claridad si coinciden los números de nuestros boletos
con los números ganadores. En principio aquí no habría debate. No obstante,
cuando los veredictos dependen de una opinión, de una opinión subjetiva, es
cuando pueden venir los conflictos. Lo subjetivo para cada uno es diferente. Tú no sientes igual que yo, ni igual que
otro. Nadie siente igual, aunque nos
estemos refiriendo a la misma cosa.
Es aquí cuando pueden aparecer los problemas. Y para hacer
una similitud vendría a ser lo mismo que cuando éramos pequeños y ante la nota
de un examen decíamos: “¡He aprobado!”, o bien, “¡Me ha suspendido!”.
Cuando nos presentamos a un concurso, lo primero que tendríamos
que hacer seria leer las bases. En ellas se define explícitamente como se va a
efectuar el resultado, y las condiciones y características para presentarte. Y lo
que deberíamos es aceptar la decisión sea la que sea. Ya sea si ganamos o
perdemos. Tú has aprobado y tú has suspendido. El profesor no tiene la culpa.
El responsable es uno mismo. Así, desde mi punto de vista, es en todos los
aspectos de la vida. No obstante cuando ganamos ni nos planteamos absolutamente
nada de la valoración subjetiva (por ejemplo), o por cantidad de “likes” en una
foto… Si perdemos empezamos a cuestionar absolutamente todo, encontramos mil
porqués, abucheamos a otras personas, pisoteamos a ganadores, dudamos de la
credibilidad del concurso. Y me pregunto que si tan mal ves el concurso, ¿Por
qué te presentaste? Al presentarte aceptas las reglas. Si no las aceptas, no
juegues. Nadie te está obligando.
No obstante, pienso que estamos más acostumbrados a ganar
que a perder. O mejor dicho, aceptamos más ganar que perder. Y desde mi punto
de vista, muchas veces se aprende más de una derrota que de una victoria. Una vez
está el resultado ya no se puede cambiar, así que lo que tenemos que hacer es
aprender de la experiencia, observar si hemos cometido errores para poder
encontrar una solución, observar al ganador ya que podemos aprender muchas
cosas y lo más importante es aceptarlo. Me cuesta entender que se pierdan las
formas y el autocontrol cuando perdemos. Saber
perder es más importante que saber jugar.
Si bien es cierto que no es lo mismo perder un concurso
que una pareja, por ejemplo, sí que lo es, desde mi punto de vista, la actitud
en cómo nos afrontamos a esta perdida.
En esta vida tenemos que
saber participar, ganar y perder. Incluso
muchas veces esta pérdida es lo mejor que puede pasarte. En el momento que lo
pierdes puede que no encuentres lo positivo del porque te ha pasado, pero
creedme, que lo sabrás. Tarde o temprano lo sabrás.
A continuación os dejo con un poema de Elizabeth Bishop
sobre el arte de perder.
El arte de perder se domina fácilmente;
tantas cosas parecen decididas a extraviarse
que su pérdida no es ningún desastre.
tantas cosas parecen decididas a extraviarse
que su pérdida no es ningún desastre.
Pierde algo cada día. Acepta la angustia
de las llaves perdidas, de las horas derrochadas en vano.
El arte de perder se domina fácilmente.
de las llaves perdidas, de las horas derrochadas en vano.
El arte de perder se domina fácilmente.
Después entrénate en perder más lejos, en perder más
rápido:
lugares y nombres, los sitios a los que pensabas viajar.
Ninguna de esas pérdidas ocasionará el desastre.
lugares y nombres, los sitios a los que pensabas viajar.
Ninguna de esas pérdidas ocasionará el desastre.
Perdí el reloj de mi madre. Y mira, se me fue
la última o la penúltima de mis tres casas amadas.
El arte de perder se domina fácilmente.
la última o la penúltima de mis tres casas amadas.
El arte de perder se domina fácilmente.
Perdí dos ciudades, dos hermosas ciudades. Y aún más:
algunos reinos que tenía, dos ríos, un continente.
Los extraño, pero no fue un desastre.
algunos reinos que tenía, dos ríos, un continente.
Los extraño, pero no fue un desastre.
Incluso al perderte (la voz bromista, el gesto
que amo) no habré mentido. Es indudable
que el arte de perder se domina fácilmente,
así parezca (¡escríbelo!) un desastre.
que amo) no habré mentido. Es indudable
que el arte de perder se domina fácilmente,
así parezca (¡escríbelo!) un desastre.
(Publicado en
el número 128 de El Malpensante)
Para terminar comentar
que este post ha salido a raíz de vivir en primera persona una experiencia un
tanto desagradable. Pensé que toda esta energía (mucha) para abuchear, si se
hubiese empleado para (por ejemplo) ignorar y/o aceptar, tú, yo, él, ella,
nosotros, vosotros, ellos hubiésemos sido más felices durante esta vivencia. Para
mí, escribirlo me ha servido para pasar página. Para hacer un cambio y corto en
algunos aspectos. Ah! Comentar que volvería a repetir absolutamente todo,
aunque ahora sepa que significa ser abucheado, ya que tengo que dar las gracias
porque de esta experiencia he aprendido ¡MUCHO! Así que gracias a los
abucheadores. (Pero tampoco hace falta que repitamos J que ya he aprendido la
lección de ser abucheado J
) (¡Puntualizar que no hice nada malo! Solo ganar un
concurso cumpliendo todos y cada uno de los requisitos, pero por lo que viví,
hubo quien no estuvo de acuerdo con los resultados) De esta experiencia sale también un post que se llamará aprender
de lo bueno y lo malo, más o menos. Porque de todas las situaciones, tenemos,
primero que aceptarlas, y después, aprenderlas.
Y hoy terminamos con la frase de a veces se gana y a veces se pierde, pero siempre se aprende. Gracias,
gracias y gracias. ¡Feliz semana y hasta pronto! ¡Hazte feliz!
Coral·💋
*
Muy buena reflexión
ResponderEliminar