Paseando por las calles de la negatividad
Hace
algo más de tres años decidí dejar de caminar por las calles de la negatividad.
Fui apartándome, inconscientemente, de gente que, en aquel momento no sabía cómo
calificar. Más adelante sabría que eran las llamadas “personas toxicas”.
Por
suerte la mía, empezaron a aparecer en mi vida, las personas que he bautizado
antídoto. Las “personas
antídoto”. Algunas de ellas ya eran conocidas mías que
habían evolucionado. Otras, aparecieron nuevas. Y otras aparecieron de forma
virtual; ya sea a través de libros o de redes sociales. Todas ellas me
enseñaron, me guiaron, para dejar de caminar mirándome los pies y empezara a
caminar mirando al cielo.
Cuando
llevaba tres años por el camino de la positividad, decidí, por arte del
destino, compartir una aventura con una persona tóxica. Antes de aceptar el
reto pensé mucho la respuesta pero me aventuré ya que me lo tomé como un reto
personal. Así vería como realmente había evolucionado. Yo y la persona
tóxica.
La
aventura duraría unas 96 horas. A los 60 minutos de empezar ya me estaba
diciendo a mí misma que tuviera paciencia. Acababa de empezar y ya estaba
arrepintiéndome. No obstante, uno de los aprendizajes que hice es que todo pasa
por algo, sea bueno o sea malo. Así que aunque todo apuntaba que sería una
aventura mala, tenía que aprender de ella. Y así lo hice. Cambié mi pensamiento
negativo del principio por pensamientos positivos. Pero el esfuerzo que tuve
que hacer fue tal que terminé seca, vacía, sin fuerzas… dejé de ser
Coral.
Estuve
96 horas con una persona extremadamente negativa. Estuve con una persona que a
todo le pone un precio. A las personas también. Su vida se basa en dos
elementos. La negatividad y el dinero. Cuanto más hablaba más pena sentía. Pena
porque cuanto más alto era el valor del objeto que me estaba comentando, más vacía
la veía. Pena porque me decía frases que yo decía cuando tenía 14 años. No
33 que son los que tengo ahora. Vi que había quedado anclada a esta edad.
Esta
persona habla más que escucha. Pero, sinceramente, en esta aventura lo prefería
así. Mientras ella hablaba, no hablaba yo. Tampoco me pedía opinión, ni punto
de vista, ni consejo, con lo que solamente escuchando ya era suficiente.
Solo
en una única ocasión me preguntó una cosa de mi vida y le respondí ¡yo no hablo de mi vida! En realidad
le omití una parte de la respuesta. La respuesta entera era: ¡Yo ya no hablo de mi vida con una persona
tóxica!
Durante
estas 96 horas conocimos a otra persona con la que vivimos un reto de unas 4 horas.
Aproximadamente la primera hora, la persona tóxica no abrió boca. La segunda
hora la abrió para dejarme en ridículo y menospreciarme delante de la persona
reto de cuatro horas. Yo me lo tomé a risa y le contestaba riéndome aún más.
Esto, entiendo que molestó a la persona tóxica. Pero lo hizo porque al no
hablar durante la primera hora, y no era el centro de atención, no destacaba.
Las personas tóxicas tienen que destacar pisando a otras personas. No saben
brillar buscando sus propios méritos.
Durante
estas 96 horas, me sorprendió mucho que hiciera comentarios diciendo que le
importaba la opinión de la gente que nos cruzaríamos por la calle. ¿Perdona,
persona tóxica, me estás diciendo que te importa lo que pensará la persona que
nos cruzaremos al salir y que nunca más (o si) vas a ver en tu vida?, ¿Esta
persona que no sabes ni como se llama?, ¿Esta persona que lo único que está
pensando es que llega tarde al trabajo, que va a buscar a su hijo a la escuela,
que está yendo al cine, que ha quedado con su novia…?, ¿Esta persona que está
pensando en ELLA y evidentemente no está pensando en ti, porque seguramente ni
tan siquiera al cruzaros te mirará?, ¿De verdad que vas a decidir si te pones
la falda verde o la falda roja en función de la gente que supuestamente te
cruzarás por la calle? Le dije, recuerda que hay una frase que
dice la gente está obsesionada en qué
pensarán de ellos, cuando lo que piensan ellos es lo mismo. Es decir, que
no pensarán nada de ti, por qué estarán pensando que opinarás tú de ellos. Así
que ponte la falda que quieras, porque no te la van a mirar. Miraran si les
miras la suya y que cara pones. Pero tú, que estarás obsesionada que te están
mirando la tuya, tachan, esto se convertirá en un auténtico lio de faldas.
Qué
penita pensar así, la verdad. Hace años, reconozco que yo también pensaba mucho
en qué dirían los demás de mí. Y cuando dejas de hacerlo, te quitas un peso de
encima que pesa toneladas. Pero no te das cuenta hasta que pasa el tiempo y
vives situaciones como esta. Y observas, que no te importa nada lo que piensan
los demás. Te das cuenta que solo te importa lo que piensas tú de ti
mismo.
Otras
de las situaciones que viví fue, por ejemplo, que esta persona sólo pensaba en
ella. No sabe trabajar en equipo. No sabe compartir, a no ser que sea para mostrar
que ella es más que otros. Es decir, no en compartir de forma solidaria, sino
para demostrar que era superior.
Hablando
tanto, me contaba situaciones de su vida. Y ella misma decía que no entendía
porque le pasaban siempre cosas malas en su vida. En una ocasión intenté
explicar-le mi filosofía de vida de ahora, como observaba yo la vida… pero vi
que no me entendía, así que desistí. Las fuerzas no tenía que gastarlas para
que ella viera la vida con otros ojos. Tenía que guardarme las fuerzas para
sobrellevar yo la situación.
Viví,
aunque parezca imposible, muchas más historias negativas en este reto. Pero no
quiero alargarme más en esta historia. Esta persona consiguió que a los cinco
minutos de estar con ella dejara de ser yo. Dejará de ser la persona que había
conseguido ser. Que dejara de sonreír, que dejara de mirar al cielo al caminar,
que dejara de tener ganas de hablar, que dejara de tener ganas de hacer fotos,
que dejara de tener ganas de escribir, que dejara de tener ganas de comprar…
¡solamente en 96 horas! ¡Todo lo que había conseguido en 3 años empezó a
desaparecer en cinco minutos, y se desvaneció en 96 horas! Al llegar a mi casa
dormí 12 horas seguidas. No me desperté ni una sola vez.
¡Pero
tranquilos! A las 48 horas de finalizar mi reto volví a ser yo. Y a las 96
volví a escribir (este post).
Con
esta aventura, recordé que tengo el libro amarillo titulado Gente Tóxica, desde
hace muchos años. Está en mi mesa de noche desde entonces y la verdad es que no
me apetece nada leérmelo. Lo leeré. Pero de momento no. Por ahora quiero
evolucionar desde la positividad. No detectando la toxicidad. Quiero encontrar
las cosas positivas en todo. No quiero centrarme en las negativas. De hecho
este es el primer post que voy a publicar que para mí esta hecho desde la
negatividad. Pero quiero compartirlo con vosotros porque de esta experiencia he
aprendido muchísimo. Y aunque pasé 96 horas no muy agradables, de esta
experiencia también he sacado muchas cosas positivas.
Alguna
de ellas es que he escrito este post, otra es que he creado el concepto de
persona antídoto. Concepto del cual voy a hacer un post con la definición. Entre
muchas otras cosas, lo quiero compartir, porque en el momento que nos ocurren
cosas negativas no somos conscientes del aprendizaje que tenemos que hacer de
la situación. Cuando ya lo vemos con perspectiva descubrimos porque nos ha
ocurrido.
Bueno,
pues ya que no me he leído el libro he buscado en uno de mis blogs favoritos, La Mente es Maravillosa, donde tienen
dos artículos que hablan de las personas tóxicas. Uno es 7 rasgos que te permitirán detectar alas personas tóxicas, y otro es 7 tipos de personalidades tóxicas (como siempre haciendo clic encima accedéis al link). En estos
artículos nos dicen que una persona tóxica tiene como características:
- egocéntrica
- pesimista
- tiene
el rol de victima
- envidiosa
- infeliz
- no
se alegra de los logros de los demás
- neurótica
- descalificadora
- socio
psicópata
- manipuladora
- autoritaria
-
…
Os
recomiendo leer los dos artículos anteriores. Yo, no voy a entrar en la
definición y/o características de gente tóxica. Pero con lo que he contado de
mi historia podemos ver que esta persona tóxica con la que conviví tiene varios
de los rasgos anteriores. Cuando tenemos una de ellas a nuestro alrededor,
aunque no sepamos la definición la reconocemos.
Y
para terminar, como ya dije un día en mi publicación de Instagram , en un mundo dónde, por desgracia, tenemos que convivir con
personas tóxicas, prefiero ser y rodearme de las que curan, sanan, protegen,
neutralizan, contrarrestan… los efectos del veneno o agentes tóxicos. Son las
que he bautizado como personas antídoto. Como lo eres tú, tú y tú.
Gracias,
gracias y gracias. ¡Feliz semana y hasta el jueves! ¡Hazte feliz rodeándote de
personas como tú, personas, gente antídoto!
Coral💋
*
Comentarios
Publicar un comentario