Mañamiedos
Mañana, después
de un año y dos meses vuelvo a ¿la rutina?
Tengo miedo de
volver a ser prisionera de la rutina. Tengo miedo de volver a tener miedo. Y
eso me provoca pánico.
No tengo miedo
por el nuevo trabajo. Esto, para mí, es un reto. Un nuevo proyecto. Esto me
gusta. Y tengo las mariposas en el estómago, sí, pero de buenas sensaciones.
Lo que
verdaderamente me da pánico es la rutina. La monotonía. Porque desde hace un
año y dos meses que he descubierto que me mata.
Eso no significa
que durante este año no haya hecho nada. No. Todo lo contrario. He aprovechado
mucho más el tiempo. He trabajado muchísimo. Y a la hora y horas que yo quería.
Domingos. Noches. Madrugadas. Y en el lugar que me apetecía. Mi portátil y yo.
Porque no necesitaba nada más. Y he visto que a parte que me ha gustado, el
resultado ha sido mejor.
Tengo miedo de
volver a ser prisionera de la rutina. Tengo miedo de volver a tener miedo. Y eso
me provoca pánico.
Cuando estás en
unas oficinas desde las 8 de la mañana a las 17 de la tarde, tienes la presión
de terminar las tareas dentro de ese horario. En caso contrario tienes que
quedarte a terminarlas. Ya que fuera del trabajo, ¿recuerdas que tienes una
vida?, ¿lo recuerdas, verdad? Te lo digo porque yo no lo recordaba. Y ahora que
lo recuerdo, no quiero que vuelva a pasarme lo mismo.
Durante este año he
trabajado para otros y para mí, pero fuera de una oficina, y he descubierto que
el resultado ha sido muchísimo mejor. Algún día escribía, diseñaba a las 00 de
la noche. Otros días a las 7 de la mañana. La inspiración, en mi caso, me viene
cuando me viene. No puedo ponerme delante de una pantalla y decir: “Coral, vas
a diseñar la camiseta de tu vida”. No. Yo no funciono así. A mí me gusta
meditar, pensar, valorar… ir a caminar por el bosque, mirar al cielo, ver una
nube y sí, en ese instante, diseñar en mi mente la mejor historia. Diseñar la
camiseta de mi vida en las nubes.
En este nuevo
puesto que empieza mañana no tengo un horario de oficina. Tengo el horario que
yo me marque. Este nuevo puesto que empiezo mañana es un sueño. Es otro sueño
que va a empezar a cumplirse mañana. Pero aun así tengo miedo.
Tengo miedo de
volver a caer en las redes de la monotonía. Tengo miedo de volver a ser
prisionera de la rutina. Tengo miedo de volver a tener miedo. Y esto me provoca
pánico.
De hecho, estoy
escribiendo esto para calmarme. Tranquilizarme. Relajarme. Deseo poder dormir
esta noche. Deseo poder descansar. Pero no sé si es mejor irme a dormir
temprano o muy tarde. No sé si es mejor mirar una película de Netflix o leer un
libro. No sé si es mejor escuchar música o poner la tv. No sé si ponerme a planchar
la ropa (que tengo pendiente) o barrer la casa.
Tengo miedo de volver
a ser prisionera de la rutina. Tengo miedo de volver a tener miedo. Y esto me provoca
pánico.
Y además, no sé a
qué hora salir mañana de casa. ¿Salgo muy temprano o temprano?, ¿qué ruta tomo?,
¿por dónde paso? Igualmente, salga a la hora que salga y pase por donde pase, llegaré
justo a la hora. Esta cualidad la he adquirido durante este año y dos meses.
Antes era de las que llegaba media hora antes a todos los sitios, como mínimo.
Ahora llego justo a tiempo. A lo mejor cinco minutos antes, pero no más. Antes adelantaba
yo a los coches por la carretera. Ahora me adelantan. Antes, muchos días no
veía la luz del sol. Este invierno he descubierto que el sol también sale
aunque el día sea corto. Antes leía un libro al año. Este año he podido leer un
libro en dos días. Antes, según me han dicho, porque yo no me daba cuenta, comía
en 10 minutos sin masticar y en muchas ocasiones de pie. Ahora mastico y no me
duele el estómago. Antes no tenía tiempo para nada. Este año he tenido tiempo
para todo. Todo lo que tenía acumulado pendiente y más. Y eso que el día sigue
teniendo 24 horas. Antes y ahora. Antes estaba tan ocupada con otras cosas y
personas que me olvidé completamente de mí. Ahora sé quién soy, qué quiero y a
dónde voy. Antes quería que me quisieran. Ahora sólo quiero quererme yo. Antes
me pensaba que era feliz. Ahora lo soy. Antes pensaba que lo tenía todo, pero
no tenía nada. Este año no he tenido nada y he tenido todo.
Aun así, tengo
miedo. Tengo miedo de volver a ser prisionera de la rutina. Tengo miedo de
volver a tener miedo. Y esto me provoca pánico. Porque ahora sé qué se siente
antes y ahora. Y no quiero volver a vivir nunca más en el antes. Quiero vivir
siempre en el ahora.
Tengo miedo de
volver a caer en las redes de la monotonía. Tengo miedo de volver a ser
prisionera de la rutina. Tengo miedo de volver a tener miedo. Y esto me provoca
pánico.
Pero, ahora que
lo pienso ¿mañana?
El mañana no
existe, ¿no?
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